«Vamos a tener a Max Verstappen, Fernando Alonso y Franco Colapinto juntos«, prometen en el piso 26 de la torre de YPF, donde la petrolera montó el Real Time Intelligence Center (RTIC), un centro de control en tiempo real para la perforación y fractura de pozos en Vaca Muerta, todo desde su sede en Puerto Madero.
La comparación con la Fórmula 1 (F1) busca demostrar cuáles serán los estándares de eficiencia de los pozos de shale oil y shale gas de Vaca Muerta, necesarios para abaratar los costos, ganar productividad y competir con el Permian de Estados Unidos de igual a igual.
Los costos para ganarle a Estados Unidos
YPF quiere encontrar los mejores 40 pozos. El «Best 40″ será el estándar móvil, la utopía de Eduardo Galeano, el horizonte; la mayor productividad potencial en cada pozo siempre estará en movimiento, cada vez más adelante. Nunca se podrá alcanzar, pero servirá para caminar. O, en este caso, ser mas rentables.
Con inteligencia artificial (IA) y control en tiempo real de las variables técnicas a 1.200 kilómetros de distancia sobre lo que pasa a 7.000 metros bajo tierra (con fractura vertical y direccionamiento horizontal), los directivos de YPF garantizan que, con los pozos como si fueran los mejores pilotos de la F1, la empresa ganará cada vez más dinero y podrá colocar el gas de Vaca Muerta en el mundo. Cada pozo arroja 35 millones de datos y ese conocimiento técnico mejorará día a día.
La IA irá incorporando millones de datos y en unos dos meses aprenderá cómo deben ser los pozos más productivos para replicarlo, siempre bajo decisión humana. Se podrán corregir desvíos, direcciones, presiones y velocidad.
La apuesta es procesar el gas, llevarlo a estado líquido y venderlo a China, India, Japón, Corea del Sur, Alemania, Turquía y Brasil, entre otros países. Para eso necesita que el costo del gas en boca de pozo sea cercano o menor a los 2 dólares por millón de BTU. Cada pozo de shale cuesta unos 10 millones de dólares en promedio. Toda eficiencia conquistada es vital.
La sala de control en Puerto Madero
La sala del RTIC tiene 130 pantallas y funciona las 24 horas, los 7 días de la semana. Trabajan allí casi 100 profesionales en 7 unidades operativas: 5 para la perforación de pozos, desde donde se controlan los 20 equipos de torre que operan en Vaca Muerta; y 2 de terminación, desde donde se pueden controlar hasta 8 sets de fractura hidráulica (fracking, con millones de toneladas de arena y agua a muy alta presión para quebrar la roca madre donde está atrapado el petróleo y el gas) simultáneamente.
Los casi 100 técnicos podrían tener una visión privilegiada de la Ciudad de Buenos Aires desde las alturas, pero deben mantener concentrada su atención en las pantallas que reflejan lo que pasa en el desierto neuquino. Se dividen en dos turnos horarios, de 6 a 18 y de 18 a 6, y tienen un régimen de trabajo de 7×7: 7 días seguidos de trabajo y 7 corridos de descanso. Además, existen previsiones para los reemplazos por enfermedad o vacaciones.
En el centro se analizan en tiempo real más de 80 indicadores clave (KPI’s) y se reciben más de 100 variables para contribuir a tomar las mejores decisiones en el campo. La conectividad con Starlink (la internet de Elon Musk, que va a 300 megabytes por segundo) permitió bajar considerablemente el tiempo de transmisión de datos -un delay de 5 segundos- y se disponen de 90 cámaras que permiten ver lo que ocurre en el campo en tiempo real.
Con la mayor productividad, baja de costos y ganancia de entre 15% y 30% en los tiempos, YPF ahorrará un día en perforar pozos (de 21 a 20 días en promedio) y se pondrá a producir más rápido.
El RITC y el “Toyota well” constituyen pilares clave de la estrategia 4×4 que trazó el presidente y CEO de YPF, Horacio Marín, para aprovechar todo el potencial de Vaca Muerta y multiplicar por 4 el valor de la petrolera en sus primeros 4 años de gestión. Este sistema de control en tiempo real y ganancia de productividad llegará también pronto a las refinerías y las estaciones de servicio, el negocio donde todavía YPF consigue el 60% de sus ingresos.
La compañía tiene una capitalización bursátil de 18.750 millones y los analistas recomiendan comprar acciones; a mediados de noviembre de 2023 era de US$ 4.600 millones.