En medio de una escalada bélica en Medio Oriente, Canal E habló con el analista internacional Alejandro Laurnagaray, quien advirtió que Israel no se mueve sin el respaldo estratégico de Estados Unidos y que el riesgo de una guerra global depende hoy de la disuasión nuclear.
El rol decisivo de EE.UU. en el conflicto
“Todo lo que hace Israel está avalado y en parte promovido por Estados Unidos”, aseguró Laurnagaray, remarcando que no se puede entender la ofensiva israelí contra Irán sin considerar la estrategia global de Washington. Para el analista, no hay dudas: “Israel es la extensión del poder norteamericano en Medio Oriente”.
Según explicó, aunque Donald Trump aparentó sorpresa al principio del ataque, luego quedó claro que la Casa Blanca estaba al tanto. “Israel depende enormemente de los Estados Unidos en términos militares y económicos”, subrayó. Además, advirtió sobre una posible escalada directa: “Ya hay señales de que EE.UU. podría atacar con sus propios bombarderos, como los B2”, aunque no descarta que esas amenazas sean también una forma de presión negociadora.
La raíz del conflicto y su difícil solución
Laurnagaray contextualizó el conflicto dentro de una disputa más amplia por la influencia regional. “La semilla de este conflicto la plantó Trump al retirarse del acuerdo nuclear con Irán en 2018”, dijo, recordando que ese pacto había sido alcanzado durante el gobierno de Obama.
Desde entonces, ataques cibernéticos, asesinatos selectivos y enfrentamientos indirectos fueron escalando las tensiones. El objetivo de Israel y EE.UU., según el analista, es claro: “Ambos buscan derrocar al régimen iraní y maximizar su poder en la región”.
Del otro lado, Irán intenta conservar los espacios geopolíticos ganados en países como Siria, Líbano o Yemen. En este contexto, “no hay buenos ni malos: hay una lucha por el poder, por debilitar al otro y expandirse territorialmente”, remarcó.
¿Cuán cerca estamos de una guerra mundial?
Consultado sobre el riesgo global del conflicto, Laurnagaray fue categórico: “Estamos viviendo una guerra mundial por partes”, dijo, retomando una frase del Papa Francisco.
Según explicó, los enfrentamientos actuales, aunque localizados, responden a una disputa global por hegemonía entre potencias.
“Lo único que impide una guerra abierta entre grandes potencias es la disuasión nuclear”, advirtió. La amenaza de destrucción mutua mantiene a raya una confrontación directa, pero no elimina el peligro: “Estamos siempre al borde de una destrucción masiva”.
En ese sentido, alertó que los ataques constantes a Irán pueden llevar al efecto contrario: “Esto empuja más a que Irán decida tener armas nucleares”, lo que agravaría aún más la situación.
La posición argentina: una decisión peligrosa
Sobre el posicionamiento de Argentina en el conflicto, el análisis fue contundente: “La postura del gobierno argentino es irracional, imprudente y pone en peligro nuestra seguridad”, afirmó. Laurnagaray criticó duramente el alineamiento del presidente Javier Milei con Israel y EE.UU., calificándolo como “un fanatismo religioso y político sin beneficio nacional”.
“No hay ningún interés estratégico que justifique el involucramiento argentino en este conflicto”, remarcó. A su juicio, este tipo de decisiones nos exponen innecesariamente y “alejan a Argentina de la línea de paz y desescalamiento que promueve la comunidad internacional”.