Reforma laboral. El Banco de Horas bajo la lupa

En un evento corporativo del Grupo Techint, Patricia Bullrich elogió (entre otros aspectos) el nuevo régimen de horas extras propuesto por la reforma laboral del oficialismo. Allí la ex ministra de seguridad destacó que “a los jóvenes les gusta mucho”, ya que podrían optar por trabajar hasta 12hs por día y luego cambiar esas horas por días libres o jornadas más cortas en otro momento. Esta afirmación es engañosa y no tiene nada que ver con las verdaderas intenciones detrás de la propuesta, ni con sus previsibles consecuencias. A continuación, lo analizamos.

Nada es voluntario

En el contexto actual con altos niveles de desempleo, crisis económica y una burocracia sindical vacilante, se refuerza la posición de debilidad del trabajador frente a la patronal. Su negativa a firmar un acuerdo para implementar el Banco de Horas (que le quita la paga extra y le impone flexibilidad horaria) podría interpretarse como una falta de adaptabilidad y poner en riesgo su continuidad laboral. No existen los acuerdos “voluntarios” y es infantil creer que cualquier obrero podrá, en cualquier momento, negarse a hacer horas extra, o elegir libremente cuándo tomar un descanso en caso de estar en condiciones de hacerlo.

Esta modalidad ya se ha ensayado en distintas reparticiones del estado en Argentina con los días “compensatorios”, cambiando el pago monetario de horas extras o trabajo realizado en días feriados o de descanso obligatorio, por tiempo de descanso adicional. Son muy comunes los decretos que de forma unilateral restringen o suspenden temporalmente el derecho a “cobrarlos”.

Hay países donde el Banco de Horas permite la posibilidad de que se genere un “saldo a favor” para la empresa. Si por baja actividad el empleador envía al trabajador a casa antes de completar su jornada regular (por ejemplo, 6 horas en lugar de 8), esas 2 horas no trabajadas se registran como “débito” en el Banco de Horas. Este débito implica que, cuando la empresa necesite tiempo adicional, el trabajador estará obligado a trabajar esas horas de deuda primero, sin generar crédito para descanso ni recibir pago extra. En esencia, el trabajador asume mayores riesgos y se le obliga a estar disponible. Si la actividad baja, su sueldo se mantiene fijo (si es mensual), pero su tiempo futuro ya está comprometido sin compensación adicional. La empresa “guarda” ese tiempo no trabajado a su favor para usarlo más adelante o para reducir indemnizaciones (ej: Brasil). En el caso de la reforma de Milei, esto no está especificado, pero podría ser una propuesta posterior.

Como también la reforma laboral restringe el derecho a huelga (casi que lo prohíbe para la mayoría de actividades) y debilita la organización sindical, se limitan aún más las posibilidades de acción de los trabajadores frente a tratos arbitrarios de la patronal. Sumado a la contratación precaria, la extensión de periodos de prueba y el abaratamiento de los despidos, en realidad, más que acuerdos voluntarios, serán acuerdos forzados bajo amenaza de perder el puesto de trabajo.

Menos incentivos para contratar

Uno de los argumentos más repetidos a favor de la reforma laboral de Milei es que podría inducir -a partir del abaratamiento de la mano de obra- a la creación de nuevos puestos de trabajo formales. Otras experiencias similares arrojan evidencia en el sentido contrario de este mito liberal. Hay otros factores económicos, políticos y sociales más determinantes para la generación de empleo. En realidad, el resultado suele ser el aumento de la rotación (entrar y salir rápido del empleo), salarios más bajos y el “nuevo empleo” muchas veces es el mismo puesto, pero con peores condiciones.

En realidad, lo que se supone será un factor para la creación de nuevos empleos, lo será en el sentido contrario. Históricamente, el pago de horas extra con recargo (50% o 100% según el caso) funciona como un elemento disuasorio: le sale más caro a la empresa pedir sobretiempo que contratar más personal. Al reemplazar ese pago con descanso compensatorio, el empleador puede exigir tiempo adicional sin incurrir en costos extra inmediatos y prescindir de optar por contratar nuevo personal.

El único propósito verdadero de la propuesta es aumentar automáticamente la rentabilidad de las empresas reduciendo salarios, pagando menos por la misma cantidad de trabajo. Esto en términos de Marx se denomina “aumentar la plusvalía absoluta”, que significa extender la jornada laboral sin aumentar la remuneración pagada al trabajador.

En nuestro caso, ahora el empleador podría obtener horas de trabajo adicionales, que se traducen en más valor (en forma de mercancías o servicios que producen los trabajadores), sin tener que pagar el recargo que la ley anterior le imponía. Y en el caso del trabajador, seguirá laburando la misma cantidad de horas (o más) por menos salario. Porque ahora las horas extra no implican un pago adicional, valen lo mismo que valen las horas de trabajo regulares y se compensan con tiempo de descanso, pago, sí, pero sin un valor extra.

Revientan tu salud

Las jornadas extendidas o irregulares provocan estrés y acumulación de fatiga. El cuerpo humano requiere un descanso regular y predecible. Estos son factores de todo tipo de afecciones físicas y psicológicas. La fatiga extrema incrementa significativamente la probabilidad de sufrir accidentes laborales, lo cual es muy peligroso en tareas que implican el uso de maquinaria, conducción o manipulación de sustancias peligrosas. La imposibilidad de conciliar la vida laboral con la vida personal y familiar produce un desgaste emocional sostenido que termina deteriorando los vínculos sociales y la salud mental.

En tándem con la carestía de vida y la crisis del sistema sanitario, la contaminación ambiental, la crisis del sistema previsional y otras afecciones de este sistema, se trata de un ataque directo a la salud de la clase obrera.

Participá del Foro Nacional de Trabajadores

Para seguir profundizando en la naturaleza de la reforma y discutir cómo enfrentarla y derrotarla, te invitamos al Foro Nacional de Trabajadores este 20 de diciembre, a las 14:30hs, en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA si sos de Buenos Aires, o de forma virtual si estas en cualquier otro lugar del país. El panel contará con la participación destacada de Norma Lezana, Secretaria General de APyT y referenta de la histórica lucha de los y las trabajadoras del Hospital Garrahan. También participarán del panel abogados laboralistas de gran trayectoria, referentes de la lucha ambiental, de DD.HH. y Mariano Rosa, dirigente del MST en el Frente de Izquierda – Unidad. Te esperamos.

Juan Russo. Militante de la Juventud Socialista del MST

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