El Gobierno se prepara para un nuevo desafío esta semana: el miércoles, enfrentará una nueva licitación con el objetivo de absorber $9 billones que vencen y evitar que los pesos sumen presión al dólar.
En ese escenario, este lunes el secretario de Finanzas Pablo Quirno anunció cómo estará compuesta la canasta de títulos que ofrecerá: se incluyen Lecaps, títulos dólar linked y bonos con tasa TAMAR.
La licitación será el próximo miércoles 27 de agosto. A continuación, los títulos ofrecidos por el Gobierno:
LECAP a:
- 30/09/25 (S30S5)
- 16/01/26 (S16E6)
- 27/02/26 (S27F6)
Dólar Linked a:
- 30/09/25 (D30S5)
- 16/01/26 (D16E6)
TAMAR a:
- 16/01/26 (M16E6)
- 27/02/26 (M27F6)
Vencimiento de deuda: un nuevo desafío para Luis Caputo
En otras circunstancias, la licitación para renovar de deuda del Tesoro no pasaría de una situación rutinaria que solo interesaría a los bancos y operadores del mercado. Pero en este momento, en cambio, es un tema políticamente sensible.
El clima previo a esa licitación ya se enrareció por la híper volatilidad de las tasas de interés de las últimas semanas y, sobre todo, por la demostración de Caputo en el sentido de que si los bancos no quieren aceptar la oferta del gobierno «por las buenas», entonces serán forzados a entregar sus pesos de todas formas.
El antecedente más cercano ocurrió hace una semana cuando, al fracasar en su intento de «rollear» $14,9 billones, tomó una medida extrema: subir 10 puntos los encajes bancarios y llamar a una licitación de emergencia para que las entidades compraran títulos con los cuales cumplir esa nueva normativa. El resultado: se logró absorber $3,8 billones de los $5,8 billones que habían quedado «sueltos» en la licitación anterior.
Esa medida fue en sí misma un mensaje político para el sistema bancario, las empresas y el público en general: el gobierno está dispuesto a hacer todo lo que sea necesario con tal de evitar que haya pesos sobrantes que puedan presionar a la cotización del dólar.
Qué harán los bancos
Del otro lado del mostrador, no se percibe entusiasmo por renovar deuda en la próxima licitación, pero tampoco hay voluntad de chocar contra el gobierno y exponerse a un costo financiero adicional.
Así lo sintetiza un ejecutivo de una de las tres mayores entidades privadas: «Sigue habiendo bancos que tienen que buscar fondos al cierre del día. La situación de liquidez y su manejo técnico usual, está muy lejos de ser ‘normal’. Pero bueno, todos sabemos que lo que no entre por las buenas, habrá que llevarlo por las ‘no tan buenas’».
Es por eso que la sensación generalizada es que el porcentaje de renovación debería ser alto. Todos admiten que Caputo no tolerará otro «rolleo» de 60%, lo cual supondría una inyección de liquidez de $3,2 billones, justo en un momento en el que la prioridad absoluta del gobierno es secar la plaza.
En el programa de streaming del Gordo Dan, donde el equipo económico da su versión sobre la situación del programa económico, Caputo defendió su política y rechazó las críticas sobre el desarme de las LEFIs, el evento a partir del cual se produjo la disparada de las tasas.
Para el ministro, es preferible convivir con la volatilidad antes que «en un país en el que vencían 16 billones de pesos todos los días, lo cual era una situación mucho más frágil».
En ese marco de incertidumbre hasta las elecciones, lo máximo que el gobierno está dispuesto a flexibilizar son algunos detalles en su normativa monetaria que llevó al actual «torniquete monetario». Por caso, se habilitó la vuelta de pases y se negocia una revisión en la forma de contabilizar los encajes.
El miedo al ruido político
Aun cuando los bancos se quejan por la falta de liquidez, en el equipo económico existe la convicción de que el ruido político pre-electoral hace que todo excedente monetario termine inevitablemente en maniobras especulativas y no en el crédito productivo.
Es decir, ya no considera que una licitación sin «rollover» sea un síntoma de la remonetización por crecimiento de la economía. El presidente del Banco Central, Santiago Bausili, fue quien dio la explicación en el programa de streaming oficialista. Dijo que en momentos de tensión política, la demanda de liquidez no responde a una necesidad genuina de inversión o transacciones sino al deseo de cobertura.
Hasta ahora, a nadie le ha quedado claro cuál es el indicador o herramienta técnica que permite diferenciar cuándo hay un aumento genuino en la demanda de dinero o cuándo hay un ánimo especulativo. Lo cierto es que el gobierno dio un giro radical en su visión del famoso «Punto Anker».
Ese giro, que ya es visible desde hace varias semanas, se intensificó en los últimos días con la ofensiva opositora en el Congreso, que dejó la incertidumbre sobre si sigue siendo cumplible el objetivo de un superávit fiscal primario de 1,6% del PBI para fin de año.