Durante el primer semestre del año Belgrano vivió una contradicción que lo expuso y lo desnudó. Fue un equipo dirigido por Ricardo Zielinski, pero sin los principios que, históricamente, acompañaban a su libreto. La estructura parecía resquebrajada desde su base: la defensa. En un ciclo donde la regularidad se volvió una rareza, el ‘Pirata’ mostró fisuras notorias en el fondo; perdió orden. Fue vulnerable en su retroceso y débil en los duelos. Carecía de firmeza, solidez y equilibrio, toda una curiosidad para la idiosincrasia del club de Alberdi y de los equipos dirigidos por el ‘Ruso’. Por eso, el equipo navegó la primera parte del año entre dudas, parches y replanteos.
Dicen que es fundamental reconocer el problema para encontrar soluciones. Y en Alberdi no niegan el problema. Asumieron esa falencia; más allá de que la debilidad defensiva no es nueva: es una deuda que el club arrastra desde hace varias temporadas.
Por eso, el ‘Ruso’, con su tono habitual, sereno pero firme, fue claro en el diagnóstico: arriba hay variantes, talento y soluciones; atrás, en cambio, faltaba jerarquía y estabilidad. La dirigencia encabezada por Luis Fabián Artime respondió al pedido con refuerzos de peso, incorporaciones que en la previa otorgan respeto y prometen corregir una línea que fue determinante en la discreta campaña del semestre.
Belgrano entendió que sin cimientos no hay construcción posible. Y llegaron dos marcadores centrales que, en la previa, dan de qué hablar: Lisandro López y Leonardo Morales.
Los dos futbolistas traen en su currículum, entre otras virtudes, experiencia, voz de mando, firmeza; algo que la defensa celeste requería.
‘Licha’ surgió en Chacarita Juniors, donde fue dirigido por Zielinski, y tuvo un paso con gran suceso en Arsenal de Sarandí y en Boca. En Europa supo salir campeón con Benfica en Portugal, además jugó en Getafe y Burgos de España e Inter y Genoa de Italia; luego anduvo en el Tijuana de México, Al-Khaleej de Arabia y, recientemente, militó en el Olimpia de Paraguay. En su carrera, el jugador de 35 años ganó tres ligas y tres copas nacionales en Benfica; dos Liga Argentina con Arsenal y Boca; dos Copa Argentina con Arsenal y Boca; dos Supercopa Argentina con los mismos clubes, y una Copa de la Liga con Boca Juniors. Jerarquía pura.
Mientras que Morales, de 34 años, llega desde Gimnasia La Plata donde era referente y capitán; 195 partidos en el lomo.
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Armando la estructura
Zielinski ya trabaja con mirada de arquitecto, como quien intenta enderezar una estructura torcida sin derribarla por completo. En el predio ‘Armando Pérez’ el equipo ya se prepara para el debut –sábado próximo– ante Huracán, en Parque Patricios, un rival que viene de eliminar a Instituto en la Copa Argentina y de coquetear los dos últimos torneos locales con la gloria. Encima, en la segunda fecha jugará ante el Racing Club de Gustavo Costas que atraviesa un gran momento. Demasiado ‘castigo’ parece el inicio del torneo para un equipo que busca reconstruirse desde el fondo.
El DT Celeste ya cuenta con piezas nuevas en su tablero. La llegada del lateral Adrián Spörle, desde Independiente, y del arquero uruguayo Thiago Cardozo, procedente de Unión, suma experiencia y solvencia a una defensa que necesitaba otro tipo de estatura. Además de los referenciados López y Morales, no olvidar al marcador Federico Ricca, zurdo y versátil, con pasado europeo.
Es decir, una defensa nueva. No obstante, será muy considerado Mariano Troilo, si es que no se va antes del cierre del mercado de pases europeo. El zaguero juvenil, que tuvo una reciente convocatoria a la Selección nacional, es el jugador más vendible del ‘Pirata’. En tanto, cabe destacar que ya se recuperaron Aníbal Leguizamón, que viene de un proceso de pubalgia, y Elías López, lateral que dejó atrás una lesión muscular y vuelve a entrenar con normalidad. La competencia en el fondo ya no será un problema de cantidad; ahora, debe ser una cuestión de jerarquía.