Cuando a la despedida de Iker Muniain Goñi solo le faltaba la emotiva confirmación pública, un usuario de Twitter vinculado a San Lorenzo propuso calificar el ciclo de 287 días y 26 partidos del Vasco.
La iniciativa acabó siendo un muestreo confiable de las sensaciones que dejó el bilbaíno en Boedo: en su mayoría, los hinchas le pusieron nota de promoción universitaria. Y muchos hasta se atrevieron a firmarle la libreta con un 10.
Muniain posiblemente no haya jugado para dos dígitos. Impuso su jerarquía en un equipo carente de luminarias de su clase, contagió una estética futbolística que ameritó cierta adaptación de sus satélites dentro de un contexto conservador, marcó goles. Pero en el aspecto deportivo, Iker cumplió. Aprobó.
El gran éxito de Muniain pasó por otro sitio. San Lorenzo no perdió a un jugador, sino a un líder que siempre se mostró honestamente consustanciado con el club. Iker jugó, tocó y compartió pases con jugadores a los que puso a su altura. No se rebajó: los elevó. Los contagió, los hizo crecer y creer.
La despedida de Iker Muniain en San Lorenzo. Foto: Gentileza Ramiro Souto
Siendo jefe de manada no se recostó sobre su cómodo estatus: jugó con sus compañeros, barrió con ellos, peleó con ellos. Y por ellos. Y los convenció de que lo siguieran hasta las semifinales de un Apertura que con otro capitán no hubiera ilusionado ni al Cuervo más optimista.
En paralelo, abrazó las costumbres para ser uno más, que se argentinizó y nunca alardeó. Hasta con una billetera sin urgencias se puso al frente del justificado reclamo salarial de sus compañeros (¿acaso otra estrella no hubiera huido a España con cualquier excusa verosímil?).
Eso le alcanzó a Muniain para ser un 10. Los atrapó a todos. Por eso, al anunciar dando la cara que se iría (gesto contracultural para quienes se acostumbraron a que todo pasa), dejó una enorme sensación de desamparo en Boedo. Porque podrán pasar otros mil vascos, pero pocos como este caballero español.
San Lorenzo –
Iker Muniain se despidió de San Lorenzo
El vasco se despidió del Ciclón en conferencia de prensa y destacó su paso en Boedo como «algo muy especial y muy bonito».