-“Sigamos organizando la esperanza”, es el lema de la colecta de Cáritas de este años. Lo cual indica que va más allá de una recaudación de fondos…
-El sentido de la colecta es evidentemente juntar fondos para apoyar acciones pequeñas, medianas y grandes. Acciones a nivel de las parroquias, de las diócesis y nacionales. Pero, fundamentalmente, lo que se busca es acompañar a las personas que están sufriendo alguna situación de pobreza o indigencia y que se incorporen a la vida de una comunidad. Por un lado está la alegría de servir a los hermanos y hermanas que más necesitan. Y por otro lado está la alegría de pertenecer a una comunidad. Como decía el Papa Francisco, no solo se trata de dar de comer al pobre, sino de considerarlo digno de sentarse en tu propia mesa. O sea que aquellos a los que queremos acompañar deseamos que sean protagonistas de nuestras comunidades, que en la iglesia se sientan en familia, se sientan en su casa y puedan desplegar los talentos y dones que Dios sembró también en ellos como en nosotros.
-Cómo se implementa la colecta?
-Cientos de voluntarios saldrán a las esquinas, a las plazas, a las estaciones de subte y de trenes con alcancías identificados con los carteles de Caritas. Pero también para contarle a la gente lo que la Iglesia hace a través de Cáritas tratando de ser una fe que obra a través del amor. También recolectando en las iglesias y los colegios católicos. O ingresando en la página www.caritas.org.ar/sumate ahí uno puede ver los distintos modos.
-¿A qué obras se destinan los fondos?
-Las acciones que tiene la Iglesia en Cáritas en la perspectiva del desarrollo humano integral son variadas: bolsones de alimentos, alimentos para cocinar en los comedores comunitarios, ropa, elementos de higiene para personas que están enfermas en un hospital y están solas, o para los que están en la cárcel. También para apoyar espacios de primera infancia, programas educativos educativos, de alfabetización, clubes parroquiales, el tratamiento de modo integral de las adicciones como hace la Familia Grande Hogares de Cristo. En fin, programas de economía social y solidaria, emprendimientos laborales, huertas comunitarias, y autoconstrucción de viviendas. Además, para la asistencia directa ante emergencias con las recientes inundaciones,
-¿A cuántas personas beneficia Cáritas en todo el país? ¿Com cuántos voluntarios cuenta?
-Cáritas cuenta con unos 3.500 centros a lo largo y ancho del país ligados a las parroquias. Y tiene más de 40.000 voluntarios que dan su tiempo y su talento, y que encuentran un sentido a su vida en el servicio a los demás. Llega a cientos de miles, quizá millones de personas con sus distintas acciones.
-¿La gente es generosa a la hora de contribuir con la colecta?
-La gente da de acuerdo a su capacidad económica. Pero también hay mucha gente que dona su tiempo. Por ejemplo, las señoras que cocinan en los comedores comunitarios y tenerla lista para cien, doscientas o quinientas personas y que empiezan a trabajar siete y media de la mañana para tener todo listo para que almuercen o lleven sus viandas. El compromiso se expresa de distintas maneras. Lo que importa es la actitud interior. Recordemos el encuentro de Jesús con una viuda muy pobre que dio dos moneditas, pero el Señor le dice a los apóstoles que dio todo lo que tenía para ayudar a otro que necesitaba más que ella. Cáritas tiene esa doble dimensión, de acción concreta, pero que brota de del corazón.
-¿Creció la obra de Cáritas por el crecimiento, por las mayores necesidades o por las dos cosas a la vez?
-Cáritas es una institución que tiene en el país 70 años. Organiza la caridad en la iglesia católica, aunque no es la única. en ese caminar a lo largo de la historia se va creciendo en propuestas, en programas. Hay momentos donde por ahí Cáritas tiene que estar más atenta a lo alimentario y hay momentos en que por ahí puede desplegar otras acciones más ligadas al tema del trabajo. Nosotros con Cáritas estamos haciendo lo que llamamos una caminata, un recorrida a lo largo del país tratando de escuchar los clamores y las esperanzas de la gente y a la vez cuáles son las prácticas buenas en cada territorio donde está Cáritas y así proyectar nuestra tarea. Todavía no terminamos de cerrar este proceso de escucha sinodal, pero una de las demandas más importantes está referida al trabajo.
-El gobierno dice que aumentó los fondos para la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar? ¿Cómo evalúa esto?
-Si, me parece que eso se incrementó y tiene un impacto positivo y me parece que eso sí se ha incrementado. Pero si uno analiza la pobreza de modo multidimensional, por ejemplo enlas villas o barrios populares del país, donde por ahí viven por lo menos 5 millones de personas, o sea, no pocas personas, debemos decir que se frenaron prácticamente todos los procesos de integración socio-urbana. O sea, el Estado se retiró o paró las obras tales como las cloacas, el agua potable, la electricidad segura, un nuevo centro de salud cerca, una nueva escuela cerca. Entonces, si miramos la pobreza de carácter multidimensional, concluimos que no se está abordando con contundencia.
-Es complicado entonces el panorama…
-En esos lugares se presenta entonces el problema de que puede avanzar, instalarse el narcotráfico como un Estado paralelo. Estamos frente a un semáforo en amarillo. Dicho de otro modo: la pobreza y sobre todo ciertos niveles de inteligencia no se resuelven sólo con transferencia de dinero, sino que hay que abordarlos multidimensionalmente.
-El Gobierno, no obstante, destaca que la baja de la inflación permite una disminución de la pobreza…
-Pero es como cuando baja la inundación: hay un montón de cosas que dejó, que destruyó, que quedaron rotas. Hay que intervenir de otra manera, pues, más allá de las acciones de emergencia con una presencia inteligente del Estado. A veces se discute más Estado o menos Estado. A mí me gusta decir que hace falta una presencia inteligente del Estado. Un Estado que dialoga con una comunidad, que sabe escuchar a una comunidad y que sabe dar respuesta de modo inteligente a esa comunidad.