Al compás del tamboril
Lo que le faltaba a este equipo campeón del mundo que no para de dar lecciones de fútbol.
Si algo le faltaba a esta Selección era cumplir el sueño de bailar y golear a Brasil en casa, en el clásico más grande del fútbol mundial.
Sin Messi pero con la orquesta de Scaloni a pleno, la Selección Argentina le rindió el máximo homenaje a la camiseta que vistió, tributo a aquella del Mundial ’78 y a aquellas fuentes en las que abrevó el maestro César Luis Menotti.
Después de un cuarto de hora inicial inolvidable, con mil toques y dos goles, derivación natural de esa sucesión de pases, los de Julián Alvarez y Enzo Fernández, afloró ese cántico que muchas veces sonó a bravuconada utópica y que ahora se transformaba en bellísima realidad: «Y siga siga siga el baile, al compás del tamboril…». Y todo aquello que pega con Brasil. Y que más que nunca le pegó a Brasil.
Un error en una salida de Romero achicó un resultado que ya debía ser más holgado para Argentina. Después de ese desliz, Argentina perdió el monopolio de la pelota por unos instantes y amagó a crecer Vinicius, pero enseguida Paredes volvió a tomar el mando y apenas diez minutos después del descuento llegó el pase quirúrgico de Enzo, para ese toque sutil de Alexis Mac Allister del tercer gol.
Al cabo, esos primeros 45 minutos fueron el compendio de la máxima y mejor expresión posible del verdadero y querido fútbol argentino.
Pero en aquel homenaje al equipo del ’78 también estuvo la mayor intensidad. Como aquella Selección, además del juego, de la precisión en velocidad, sobró dinámica. Y una presión que ahoga y atropella al adversario.
Y en una de esas atropelladas apareció Giuliano Simeone fulgurante para el cuarto. El «ole» contra el clásico rival fue esa maravillosa música, y 20 años después de aquella cátedra de Riquelme, el último antecedente de un triunfo ante el Scratch de local, no hubo que esperar hasta las 12 de la noche para que nos traigan a Brasil.
El baile soñado llegó antes. Lo último que le faltaba a este equipo campeón del mundo que no para de dar lecciones de fútbol.