Los “arbolitos” instalados sobre la ruta 117, en el acceso al puente internacional que vincula a Paso de los Libres con Uruguayana, miran con resignación el paso de los turistas argentinos hacia las playas del estado de Santa Catarina. La aparición de aplicaciones y billeteras virtuales para costear pagos en el vecino país les arruinó un millonario negocio.
“La gente cambia lo necesario para pagar los peajes y unos reales más para alguna eventualidad en ruta”, admite Leo, instalado a pocos metros del acceso al playón donde están instaladas las casillas de Migraciones.
La devaluación del real y la apreciación del peso frente al dólar convirtieron a las playas del sur de Brasil en el lugar elegido por la mayoría de los argentinos para pasar las vacaciones de verano a precios muy convenientes.
Los cambistas explicaron que el real se vende a 230 pesos por unidad, un valor que está incluso por debajo de la temporada anterior. “El año pasado teníamos un precio parecido al de ahora, pero después se disparó a casi 300 pesos”, revelaron.
El deplorable estado de la ruta 117, que lleva al puente internacional, obliga a los turistas a bajar la velocidad. Es entonces cuando los “arbolitos” aparecen agitando los fajos de reales. Algunos optan por utilizar paraguas para cubrirse de los implacables rayos del sol y así poder sobrellevar un poco mejor los 40 grados de sensación térmica.
Con un enorme sombrero, Leo se desplaza rápido entre los turistas que hacen fila en el acceso al centro de frontera. El acuerdo con Gendarmería es que las operaciones se realicen fuera del playón, al costado de la ruta.
“Belo nos mató este año. La temporada pasada podía vender por día 100.000 reales. Hoy con suerte llego a 10.000 o 15.000”, reveló. “También estamos tomando dólares a 5,50 reales por unidad. Si son los ‘cara chica’ la cotización baja un 10 por ciento”, explicó.
El circuito informal de cambio de divisas en Paso de los Libres funciona con unos 200 “arbolitos”. Algunos ya tienen clientes que se contactan previamente por mensajería para conocer la cotización y pactar el encuentro.
Alejandro se dedica al oficio desde hace cinco años. “Estoy acá desde las 7 y me voy a mi casa a las 20. Mi ganancia anda en los 60.000 pesos por día, pero este año llegué a la temporada sin capital y tuve que pedir un préstamo a los colombianos. Conseguí 1.000.000 de pesos para hacer la compra de reales, y voy devolviendo por semana”, se lamenta. El préstamo es por tres meses y en ese lapso debe recaudar 1.800.000 pesos para cubrir capital e interes.
“Yo trabajo por mi cuenta. Les compro los reales a los camioneros que vienen de Brasil. Ellos necesitan los pesos para pagar los gastos del viaje en nuestro país”, cuenta sobre el negocio.
Otros “arbolitos” son comisionistas. “Acá hay gente a la que llamamos banqueros, porque manejan volúmenes grandes de reales y contratan gente para que le vendan a los turistas. Ellos cobran una comisión por cada venta”, explicó.
Alejandro recordó que en la temporada 2024 “empecé con 4.000 reales y terminé el verano con 20.000. Este año sólo un milagro o el colapso de las aplicaciones pueden hacer que ocurra la mismo”, dice con resignación.
“El que más te compra pide 1.000 reales. Antes las operaciones no bajaban de 4.000 o 5.000 reales. Es un desastre», dice sentado bajo la sombra de enormes eucaliptos, a paso de una estación de servicios.
“La gente prefiere las aplicaciones por dos motivos: le hace un cambio mucho más favorable y disminuyen las posibilidades de sufrir un robo”, se sincera.
Belo, Lemon, Takenos, Fiwind, Cocos, Satoshi Tango y Prex son las billeteras más usadas por los argentinos en Brasil a través del sistema PIX. Para los turistas una solución a muchos problemas, para los “arbolitos” de la frontera, una sentencia de muerte para la actividad.
AS