El rodaje de Romper el círculo, película protagonizada por Blake Lively y dirigida y coprotagonizada por Justin Baldoni, se convirtió en un escenario de conflicto que comenzó en el plano mediático, pero se extendió al legal tras la presentación de una demanda. Ahora, trascendió una inesperada coincidencia entre esta polémica y la popular batalla judicial protagonizada entre Amber Heard y Johnny Depp.
Según un artículo del New York Times, Lively acusó a Baldoni de añadir “escenas que no estaban en el guion” y de improvisar besos no pactados. Además, denunció queel actor entraba repetidamente a su tráiler sin permiso, incluso en momentos en los que ella estaba dándole el pecho a su hijo.
Estas acusaciones fueron presentadas a los estudios encargados de la película, quienes habrían considerado los riesgos que esto implicaba para Baldoni, declarado públicamente como aliado del movimiento #MeToo. De acuerdo con el medio citado, el actor contrató a un equipo de relaciones públicas conocido por manejar la estrategia mediática de Depp durante su juicio contra Amber Heard.
La contratación de este equipo marcó un punto de inflexión en la disputa. En mensajes filtrados, supuestamente Baldoni expresó su intención de “enterrar” la imagen de Lively e instruyó campañas para desacreditarla en redes sociales y medios de comunicación. Según los reportes, el actor tomó como referencia estrategias utilizadas en redes contra otras figuras públicas.
El Daily Mail y otros medios de comunicación comenzaron a cuestionar la actitud de Lively, con titulares que incluso sugerían “cancelar” a la actriz. Esta cobertura mediática coincidió con una campaña en redes que buscaba criticar su enfoque promocional de la película.
Sin embargo, Lively defendió que sus denuncias ocurrieron mucho antes del inicio de la promoción del film, lo cual sustenta la credibilidad de sus declaraciones, según los documentos citados por el New York Times.
La periodista española Nuria Marín analizó esta disputa en un video compartido en su cuenta de Instagram. Allí calificó de muy grave el intento de Baldoni de “fabricar una mala imagen de Lively”, mientras aludía a que este tipo de estrategias reflejan el uso del poder mediático para moldear narrativas. “Justin dice que quiere que Blake Lively sea enterrada”, afirmó, refiriéndose a los mensajes publicados en el artículo.
El caso de Lively y Baldoni reabrió el debate sobre las estrategias mediáticas utilizadas en el juicio entre Johnny Depp y Amber Heard. Según Marín, la situación recuerda cómo los recursos y el control narrativo pueden inclinar la percepción pública en conflictos legales. “Se está empezando a decir: ¿a ver si el hecho de que Johnny Depp tuviera más medios que Amber Heard hizo que se le diera la razón al actor?”, reflexionó.
En ambos casos, las redes sociales y los medios jugaron un papel clave para construir y destruir imágenes públicas. Mientras que Depp logró restaurar su reputación en gran parte, Heard enfrentó un desprestigio que la llevó a abandonar su carrera y mudarse a Madrid.
Más allá de las similitudes entre ambos casos, esta disputa también expone un problema más amplio en la industria del entretenimiento: el uso de campañas mediáticas para manipular la percepción del público. Según el New York Times, tanto el equipo de Baldoni como el de Lively han recurrido a estrategias similares para proteger sus intereses.
Por su parte, Marín subrayó el rol que juegan los medios y creadores de contenido en este tipo de conflictos: “Hasta qué punto nos utilizan en favor de los intereses de según qué personas”.