Compararlo con Fangio y Reutemann, como en el enorme cartel que se luce sobre la Avenida del Libertador en la sede el ACA, puede parecer algo exagerado. Porque este chico recién arranca y claramente no puede estar a la altura de dos leyendas del automovilismo argentino, y hasta se podría agregar que tampoco de Froilán Gonzalez. Sin embargo, el fenómeno Franco Colapinto fue tan fuerte en Argentina y en la Fórmula 1 que generó lo que generó. Que se buscara su nombre en Google hasta un poco más que Messi (claro, en tiempos de poca acción del mejor del mundo) y que, por lo exponencial de estos tiempos, se lo haya puesto a la altura de grosos de ese deporte en el país. Y de alguna manera por algo de lo ganó, más allá de destrezas deportivas que mostró, junto con limitaciones lógicas en función de su edad y de su experiencia.
Lo que está claro es que Colapinto se supo subir, y se subió, a la ola de Drive to survive (Manejar para sobrevivir) de la F1 que en el 2018 lanzó Netflix y que pegó muy fuerte en este 2024, reactivando una competencia que lo necesitaba y generando fanatismos de muchos y nuevos adeptos. Franco es un chico ideal para acompañar ese renacer, lo demostró en sus nueve carreras más allá de las pistas. Un argentino con engagement, que sabe expresarse, que transmite seguridad y tiene un look marketinero, que encaja con estos tiempos.
Colapinto excede a lo que es la Argentina. Es un personaje que le sirve a la F1, aunque hoy se haya quedado sin butaca y figure en “lista de espera”. Porque el fanatismo argentino por él en los circuitos, lo que generó, los cantos, los autógrafos, no es lo más habitual. Es como si el folclore del fútbol argentino se trasladó a la F1 gracias a Franco. Tanta identificación que en su regreso al país, lo sacaron por la pista, para evitar aglomeraciones y bombardeo mediático. El mismo que se vio en la noche de los Olimpia, respondiendo inquietudes y en ese diálogo tan tierno con dos chiquilines, que humanizan más a este nuevo personaje del deporte argentino que es bien consciente de lo que está significando.
Y que aunque dice que convivir con la incertidumbre no es lo más lindo, sabe que encaja perfecto en el producto mundial F1.