DUBAI.- El diálogo queda retratado en el tercer capítulo de la última temporada de Drive to Survive, la ventana a la Fórmula 1 que abre Netflix cada año. Hoy se habla de “recalibración”, de un diálogo para ajustar piezas a tiempo. La imagen no da señales de una fecha concreta. Ni del lugar. Aunque una parte se puede suponer, y la otra se vuelve más evidente: es un cónclave entre Zak Brown, el director ejecutivo de McLaren, y los principales inversores del equipo en el restaurante de un hotel, en una temporada 2023 que estaba a mitad de camino. Es una mesa redonda en la que Brown intenta llevar tranquilidad. Están Haider Rafique, CMO de la exchange de criptomonedas OKX, Nicholas Drake, VP de Global Marketing de Google, y Sameer Samat, hombre fuerte de Android. “Están haciendo muchas preguntas de forma interna; ¿fue el movimiento adecuado? ¿por cuánto tiempo el desempeño estará a este nivel?”, lanzan. Brown acepta cada mensaje, y mira para adelante: sabe que tiene que dar un paso al frente, con un andar consistente y sin rumores de salida alrededor de Lando Norris, su piloto estrella.
Tras las pruebas y preocupaciones de la temporada anterior, McLaren lanzó el MCL60 para 2023. Un monoplaza del que poco se esperaba incluso desde su ceremonia de presentación, aunque siempre se aclaró que iría mejorando a lo largo del año. En las primeras nueve carreras de la temporada, la escudería solo consiguió un cuarto lugar de Norris en el Gran Premio de Austria como lo más destacado. Una verdadera colección de malos pasos, apenas mezclados por algunos puntos rescatados cerca del décimo puesto. Pero todo empezó a cambiar después de aquella charla de café.
La resurrección empezó cerca de casa, en Silverstone (Norris, 2°; Oscar Piastri, 4°) y todo fue hacia arriba gracias a las mejoras del modelo. Un cierre de temporada que ubicó a McLaren-Mercedes como el cuarto equipo de la F1, superando a Aston Martin -de mejor inicio de 2023-, su principal rival en la parrilla. Y provocando un despegue que ya no se detuvo más: la regularidad del “Team Papaya” en 2024 llevó a la escudería a romper una sequía de 26 años, al coronarse en el Mundial de Constructores. Tierra de Mercedes y Red Bull en las últimas dos décadas, el intruso que llegó desde los talleres británicos lo hizo con un trabajo a largo plazo que dio sus frutos y que contó con la unión de todas las partes: el cerebro de Brown, la destreza de Norris, el enorme futuro de Piastri, y un grupo de patrocinadores que funcionan como socios. Inversores que son parte de la mesa chica, para conseguir asociaciones innovadoras (desde el mundo tech) respetando la visión histórica.
“Tenían tradición, estaban tomando decisiones correctas con los pilotos y podías ver en los ojos de Zak que querían ganar. ¿Por qué no íbamos a apostar?”, apunta Rafique en un extenso diálogo con LA NACION en las oficinas de OKX en el downtown financiero de Dubai. La alianza no solo puso a la marca en cada auto o en el pecho de los pilotos, sino que fue más allá: el aporte ayudó a McLaren a realizar avances transformadores en su infraestructura tecnológica, como la construcción de su túnel de viento de última generación, fundamental para las pruebas aerodinámicas, así como importantes mejoras en el taller de máquinas. “Es el punto de encuentro de dos marcas que demuestran que una alianza estratégica puede ser más que un simple logotipo en un coche”, dispara.
“Nosotros también estamos en constante evolución y empujando los límites para atraer tanto a nuevas audiencias como a las ya existentes, combinando lo legendario con lo moderno y abrazando la innovación”, añade Brown, en una presentación en video producto de una ausencia justificada por el cierre de la reciente temporada de F-1.
Es la oficina central de las operaciones en Medio Oriente, pero está lejos de llamar la atención. Rafique, Chief Marketing Officer de OKX, está en Dubai, pero podría ser en Los Ángeles (su base), Londres, Singapur o Abu Dhabi. Escritorios, salas vidriadas, pantallas. Pero aquí hay un diferencial para este tipo de compañías: el contacto se da en un entorno beneficioso para las fintech, con capitales y regulaciones que facilitan el desarrollo y la innovación tecnológica, y una ubicación estratégica entre Europa y Asia. En Dubai emerge un Silicon Valley árabe.
Rafique se frota las manos. Llegó hace poco más de dos años y selló dos acuerdos de patrocinio top dentro del mercado deportivo: McLaren y Manchester City. “Todo el mundo cripto estaba invirtiendo mucho dinero en sponsoreo. Y cuando todo esto estaba sucediendo, la junta me preguntaba por qué no hacíamos patrocinios. Y les dije que había dos razones: uno, porque todo el mundo lo estaba haciendo; y dos, cuando todo el mundo lo hace, los acuerdos suben de precio. Así que esperamos. Meses después, los mercados retrocedieron. Hubo mucha volatilidad. No hubo muchas compras. Hubo algunas ofertas de negociación. Y ahí apareció McLaren”, revela.
“Si están ellos no vamos a entrar en una subasta. No vamos a ser el mejor postor”, lanzó Rafique en su primera reunión con McLaren. La historia cuenta que una compañía líder en el mercado cripto estaba pujando por entrar, pero prevaleció un acuerdo que corre algunos de los límites más tradicionales en este tipo de asociaciones, sin el foco en “las ganancias a corto plazo” y con una filosofía “antipublicidad” para posicionarse. “¿De qué se trata esa estrategia? Comprar publicidad digital es barato. Comprar anuncios en general es barato. Cualquiera puede hacerlo. Incluso con una idea convincente, ¿alguien prestará atención? Y no queremos llegar explicando blockchain o criptomonedas. Si querés saber de qué se trata, lo descubrís. Lo aprendés por tu cuenta. No vas a querer aprender de una empresa. Así que queremos ser parte de un estilo de vida. Porque en estos tiempos, las inversiones y la exposición tienen que ver con eso”.
En los apuntes de marketing de la empresa aparecen palabras clave. Perseverancia, mirada a largo plazo y disciplina mental y física. Así buscan acuerdos también con golfistas o snowboarders. ¿Qué aportan estas relaciones de sponsoreo? No solo posicionan a la marca (el caso McLaren es el más emblemático), sino que también intentan transmitir esos principios a los inversores. Rafique lo compara con los traders: “Podés planificar todo lo que quieras, pero los mercados reaccionan como reaccionan. No se puede predecir el futuro y se necesita mucha fuerza para afrontar el día a día. Y eso es lo que hacen estos deportistas”. Una elección de atletas o equipos que forma parte de un plan de elegir “potenciales ganadores” con alianzas basadas en creaciones compartidas e impulso económico para crecer.
Con la tecnológicas detrás de una Fórmula 1 que no detiene su crecimiento en audiencia (empujada por Netflix, pero también por una renovación interna de la comunicación y la relación con el público de la que Franco Colapinto es testigo), se profundiza la idea de un vínculo entre la historia y el futuro, el misticismo y cierta revolución. En el GP de Mónaco de este año, por ejemplo, McLaren y Senna Global presentaron una nueva decoración de sus autos con los colores del casco del excampeón brasileño. La conexión, con apoyo de OKX, tuvo puntos en común para todas las partes: homenaje para Senna, vínculo con público de todas las edades para McLaren, y activación para la exchange tras su lanzamiento en Brasil.
El título en el Mundial de Constructores coronó la gran temporada de McLaren, pero esconde mucho más que el reconocimiento al equipo que sumó más puntos: hay una bolsa económica que se reparte entre los equipos y que le da un mayor porcentaje al campeón. El acuerdo no es público, pero los medios especializados cifran ese número por encima de US$130 millones, al menos en números del cierre del año pasado. Dinero fresco al que se le suman más horas disponibles en el túnel de viento, esenciales para el desarrollo del modelo 2025.
Mientras, en los talleres de Woking afianzan sus alianzas estratégicas para seguir dando pelea y así soñar con repetir, en busca de quedarse en solitario con el segundo lugar histórico (Ferrari lidera, con 15 títulos, escoltado por McLaren y Williams, con nueve). Con la innovación, el apoyo económico y las experiencias fuera de la pista que ofrece OKX, con los dispositivos Android que trabajan en tiempo real para capturar datos e imágenes de alta definición, o con Cloud y todo el músculo de inteligencia artificial de Google para mantener la ventaja competitiva, analizar información y generar estrategias en tiempo real. Las bases de una mesa redonda en la que se apoyó el campeón.
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