Matías Mariotto: «El campeonato de Banfield es el económico»

Banfield hace rato que venía esperando el campanazo de la Liga Profesional para barajar y dar de nuevo: porque terminó la Liga Profesional de Fútbol en la posición 27ª, apenas un punto arriba de la última posición que ocupó Barracas con 23 puntos. Esta campaña lo lleva a ocupar la zona baja de la tabla de promedios 2025. Para trastocar esta realidad institucional, hace poco más de dos meses los socios del conjunto del sur de la Provincia de Buenos Aires acudieron en masa a las urnas para picarle el boleto de salida al oficialismo, encarnado por Gabriel D’Angelo, quien había sido designado por Eduardo Spinosa. 

Matías Mariotto de la «Unidad Primero Banfield” fue elegido presidente de Banfield con el 53,60% de los votos en una elección récord con más de 5.600 socios en los comicios. Sus 26 años –27 hoy en día– lo convirtieron en el presidente más joven de la Liga Profesional de Fútbol. El Taladro también había marcado agenda en 2018 cuando Lucía Barbuto asumió la presidencia, siendo la primera mujer en ser electa para el máximo cargo de autoridad de una institución de Primera División.

Este dirigente está por finalizar sus estudios en Gestión Deportiva, siempre trabajó en temas de Comunicación, es soltero e hijo de Gabriel Mariotto, quien fuera vicegobernador de la provincia de Buenos Aires entre 2011 y 2015. Niega haberse peleado a golpes de puños con un hincha tras la caída en el clásico ante Lanús y en esta entrevista exclusiva con Página/12 cuenta cómo hará para cambiar este presente del club.

–¿Cuál es la situación económica actual de Banfield?

–Es realmente complicada, llegamos a un club en el ni siquiera habían dejado el ingreso de la cuota social, porque eso había ido al fideicomiso que cerró (Eduardo) Spinoza en su última semana de gestión. Encontramos una institución con cero ingresos y con deudas de varios meses con el plantel. Hoy lo estamos ordenando con un poco más de criterio. La gestión anterior se adelantó cheques de televisión, con lo cual tenemos que ser creativos a la hora de encontrar soluciones. Se hace difícil, pero nuestra decisión política es preservar los intereses del club y no hipotecar su futuro. Presentamos un informe que arroja una deuda de aproximadamente 13 millones de dólares considerando juicios que aún no están con sentencia.

–Banfield fue un club muy exportador en los últimos años, ¿por qué se descapitalizó tanto?

–Spinoza cerró el fideicomiso en su última semana de gestión. Se emitieron cheques por 1.200 millones de pesos mayormente destinados al pago de sueldos de jugadores y a otros proveedores del club. La gestión anterior se manejó con falta de transparencia absoluta. Con esto no me refiero a robar o hacer algo con dolo, sino a no comunicar efectivamente. Estamos encarando una auditoría que nos permitirá saber cómo se generaron las ventas y a dónde fue el dinero. Por otro lado, descubrimos mucho despilfarro, con decisiones que parecería que se las querían sacar de encima. Hay que apelar a la creatividad antes de meter la mano en la billetera. Evidentemente estábamos teniendo gustos muy caros. Haremos un gobierno con austeridad sin retroceder en cosas adquiridas.

–Y en cuanto a la situación deportiva, ¿qué panorama encontraron?

–Al asumir estaba dirigiendo Gustavo Munua, un gran entrenador, pero que lamentablemente había quedado identificado con la gestión anterior y eso generaba un caldo de cultivo muy feo en el estadio. Era un clima que se nos estaba haciendo difícil de sostener. Creímos que se necesitaba oxigenar, renovar aires y expectativas. Decidimos removerlo del cargo y lo hicimos de común acuerdo. «Pico» Hernández se hizo cargo del equipo en las últimas fechas y recientemente firmó su contrato hasta diciembre de 2025 Ariel Broggi. En enero asumirá, aunque ya está trabajando con la Secretaría Técnica en el armado del plantel que afrontará el próximo torneo. Conoce el club, fue entrenador de la Reserva, tuvo a muchos de los chicos que hoy están en Primera y sumó experiencia como ayudante del «Chacho» Coudet en distintos lugares.

–De cara a la próxima temporada ¿les gustaría hacer un esfuerzo para traer jugadores más experimentados que ayuden a acomodar la situación?

–Para encarar lo que viene tenemos a Mariano Andújar y a Laucha Luchetti en el Departamento de Fútbol. Ellos hacen un gran trabajo de scouting en busca de encontrar oportunidades. Por supuesto, nuestro próximo campeonato es económico, pero igualmente se pueden encontrar buenas buenas adquisiciones y oportunidades. Hay muy buenos futbolistas que a lo mejor no tienen gran renombre. Se trata de encontrar una buena mixtura entre los jóvenes del club que no sean vendidos y los que vengan. Como pasó con (Damián) «Kitu» Díaz, que le estaba empezando dando orden al equipo con su templanza, jerarquía y trayectoria hasta su lesión. Tiene contrato y queremos contar con él. Será casi un refuerzo cuando vuelva porque lo disfrutamos muy poco.

–¿Cómo se siente al ser el presidente más joven de la Liga Profesional?

–Contento, la verdad es que a pesar de los conflictos lo disfruto mucho. Para mí es un sueño y lo hago junto con una comisión directiva que me acompaña día a día. Todo se discute, se pone a consideración y se llega a una buena conclusión. En lo personal es un honor, es el cargo más importante y más lindo que uno puede tener a lo largo de su vida y lograrlo con 26 años –si bien ahora tengo 27– me llena de orgullo, de felicidad, de emoción y de responsabilidad.

–¿Cómo se llega tan joven a ese lugar?

–Se llega con compromiso, responsabilidad y sobre todo con coherencia y valentía. Para hacerlo atravesé muchos momentos: de amenaza, de seducción y otros en los que quisieron bajarme el precio por considerarme chico. Hicimos una agrupación en 2020, logramos la unidad con las otras agrupaciones, fuimos a las elecciones con la oposición unida y conseguimos la oportunidad política de estar en el momento oportuno con la solidez necesaria. Ganamos la elección con 3.000 votos aproximadamente. No fue sólo por las agrupaciones, también el hartazgo de la gente tras 12 años de gestión anterior.

–¿Qué tiene que hacer para dar vuelta la realidad de la institución que preside?

–Marcar un perfil bien institucional, de transparencia, de no perpetuidad en el poder, de modificación del estatuto y de un club para adelante. Moderno, pero con memoria y sensibilidad, no a cualquier costo. Quiero que me recuerden como alguien que vendió y compró con transparencia económica de cara al socio, que generó ámbitos de participación para que el socio participe, que aumentó la masa societaria y, por supuesto, si puedo coronar todo eso con una estrella sería el mejor de los escenarios.

–¿Qué influencia tiene su padre, Gabriel Mariotto, en su carrera?

–Gabriel es una fuente de consulta absoluta y permanente por su experiencia y condición de hincha de Banfield. No hay mejor policía y consejero que él por múltiples cuestiones. La verdad es que me acompaña bastante, pero no me gusta cuando se pone en discusión quién toma las decisiones. Acá el que conduce soy yo y por lo general tenemos contrapuntos. Esa discusión nos lleva a analizar las cosas con mucha profundidad. Para la Comisión Directiva como para mí su voz diaria es muy importante.

–Tras la caída en el clásico ante Lanús se habló de una pelea que protagonizó con un hincha del club. ¿Esto fue así?

–Lo primero que quiero decir es que conozco a este socio hace mucho tiempo porque sigo yendo a la misma platea que iba siempre. El palco presidencial lo dejamos para ex jugadores y glorias del club todos los partidos. En el fragor de la derrota quise irme un minuto antes del final a la zona de vestuarios para hablar algunas cosas. En ese momento este hincha me grita: «Mariotto da la cara no te vayas». Y en la calentura reaccioné y volví caliente. No hubo agresión física ni pelea como se dijo. Fue un exabrupto, en un episodio que duró segundos y que no debe volver a pasar, pero de ahí a que quieran operar con este tema no me parece.

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