Juanjo Galán
Helsinki, 15 dic (EFE).- La producción mundial de salmón de acuicultura no ha dejado de crecer en las últimas décadas por la alta demanda, pero el salmón del Atlántico salvaje es cada vez más escaso y los expertos advierten de que su supervivencia a largo plazo está en peligro debido a los efectos de la actividad humana.
El salmón del Atlántico o salmón común (Salmo salar) fue incluido hace dos años en la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) bajo la categoría de especies «casi amenazadas», lo que significa que en un futuro próximo podría enfrentarse a un riesgo de extinción en estado salvaje.
La situación es especialmente alarmante en Estados Unidos, donde ya está considerada una especie en peligro de extinción, por lo que su pesca comercial y recreativa está totalmente prohibida.
En la región del mar Báltico, donde está categorizada como «vulnerable» por el colapso del número de ejemplares en los últimos tres años, la situación también resulta alarmante.
La sección finlandesa de la organización ecologista WWF alertó el pasado mes de septiembre de que en los últimos años el número de salmones reproductores en el mar Báltico ha sido «catastróficamente bajo», por lo que pidió una parada biológica total en la pesca de salmón salvaje para 2025.
«En el río Tornio, el principal río salmonero del Báltico, la cantidad de salmones que regresan a desovar ha caído dramáticamente en los últimos tres años, desde los 93.000 ejemplares en 2021 a los 24.000 de este año, y la situación es muy similar en los demás ríos del Báltico», afirmó a EFE Matti Ovaska, especialista en protección de especies marinas de WWF Finland.
Según Ovaska, este desplome, superior al 70 %, ha sorprendido a los expertos y sus causas todavía no están claras, aunque sospecha que está relacionado con los efectos del cambio climático y con la escasez de alimento a la que se enfrentan los salmones cuando emigran al mar.
«El calentamiento global indudablemente desempeña un papel importante. El mar Báltico está eutrofizado, es decir, hay demasiados nutrientes en el agua, y las temperaturas son más altas, lo cual no es una buena combinación para especies de agua fría como el salmón», explicó.
La Agencia de Medio Ambiente de Noruega, el país con mayor producción mundial de salmón de acuicultura, calcula que en los últimos 40 años la cantidad de salmones salvajes que regresa anualmente a los ríos noruegos para desovar se ha reducido alrededor de un 60 %, desde un millón de ejemplares a cerca de 400.000.
«El salmón del Atlántico es una especie casi amenazada en Noruega debido al declive constante en el número de salmones que regresan del mar para desovar y, aunque aún no tenemos las cifras definitivas, 2024 es posiblemente el peor año de la historia», explicó a EFE Helge Axel Dyrendal, asesor de la citada agencia.
Según Dyrendal, hay muchos motivos que explican este descenso de las poblaciones, pero el principal es que cada vez hay más salmones que mueren durante el periodo que pasan en el océano antes de regresar a los ríos en época de desove.
«Si se mira desde un punto de vista histórico, entre un 15 y un 20 % de los salmones solía sobrevivir su estancia en el mar, pero hoy en día la cantidad varía entre el 0,5 y el 3 %, a pesar de que la mortalidad derivada de la pesca ha bajado porque hemos reducido la actividad pesquera», expuso.
«La reducción de las poblaciones de salmón salvaje se debe a la actividad humana. Los peces de piscifactoría que se escapan, los piojos del salmón (un parásito que se adhiere a su piel) y el salmón rosado (una especie invasora) son las mayores amenazas», según la Agencia Noruega de Medio Ambiente.
A estos factores se suman las presas construidas en los ríos, que impiden a los salmones regresar a sus puntos de desove, la contaminación, la degradación de los hábitats y el calentamiento global, un peligroso cóctel que amenaza su supervivencia.
«Las poblaciones de salmón han estado disminuyendo desde hace décadas y, teniendo en cuenta que el cambio climático empeorará las cosas en el futuro, sin duda a esta especie le esperan tiempos difíciles», concluyó Ovaska. EFE